
Ayer, suspiraba por tus latidos, mi alma se moría por robarte un beso, por ser dueño de un suspíro.
Ayer, los rizos de tu cabello hacían que yo te quisiera, la calidez de tus miradas solo eran mías y de nadie más.
El sol estaba celoso, me pertenecías, eras mía y de nadie más. Ayer... suspire por ti. Porque te amaba y tienes razón... aún te amo. Talvez no con la misma intensidad, pero sí con toda mi alma.
Ayer era un hombre en busca de un destino...
Hoy... solo quiero estar a tu lado y por siempre unir nuestros caminos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario