jueves, 15 de enero de 2009

Morí


La penumbra embargaba cada centimetro...
Poco a poco la luz llegó... el momento deseado.

Sucumbe el rostro del desprevenido, caen las miradas, una a una. El silencio se hace presente como el aire. La tensa calma recorre cada poro.

Se acerca, fría y calculadoramente...
Voráz e implacable.
No puedo correr, el rostro de la desolación es el reflejo que veo.
La miseria se queda, se siente.

Morí en vida, morí lentamente...
Callado en el mar profundo de los silencios...
Sintiendo el frío devastador de la muerte... las caricias del pasado.

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